El estudio de una proteína abre esperanzas contra la metástasis.La lucha contra la metástasis, la diseminación del cáncer a otros órganos diferentes del originalmente afectado, se ha convertido en el frente de investigación oncológica más activo. Los intrincados mecanismos celulares se interrogan en detalle para ver cómo se puede frenar el peligroso viaje de las células cancerosas por el torrente sanguíneo para colonizar otros lugares del cuerpo. Si no hay metástasis es mucho más fácil curar o cronificar un tumor porque el 90% de las muertes atribuidas al cáncer se debe a su diseminación a órganos vitales como el pulmón, el hígado, los huesos o el cerebro en un proceso que puede durar años sin ser advertido.
En los últimos años se han identificado genes implicados en la metástasis del cáncer de mama hacia el pulmón y asimismo genes que pueden facilitar la entrada de las células cancerosas en el cerebro, y micromoléculas que parecen proteger al organismo de esa diseminación. También se han dirigido grandes esfuerzos a intentar evitar la creación alrededor de los tumores de nuevos vasos sanguíneos, la vía de escape de las peligrosas células tumorales. Normalmente, son hallazgos negativos, favorecedores de la metástasis. Ahora llega una noticia positiva, una nueva vía de investigación, con la identificación de una proteína que actúa, en modelos animales, como un inhibidor de la diseminación de las células cancerosas y lo hace por una vía novedosa.
La proteína tiene un nombre difícil -prosaposina- y no es nueva para los bioquímicos. "Se identificó en 1989 y luego se relacionó con el metabolismo de los lípidos", explica José Miguel López Novoa, catedrático de Fisiología en la Universidad de Salamanca. Más tarde se ha localizado en muchos otros procesos del cuerpo, incluso en la leche humana, pero nunca se había relacionado con la metástasis.
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