
Los residentes del archipiélago Svalbard en Noruega, están acostumbrados a lidiar con el peligro que representan los osos polares pero en un asentamiento remoto, los animales no son la única preocupación.
Y es que en el pueblo ártico de Longyearbyen está prohibido morirse.
Si usted tiene la desgracia de enfermarse de gravedad en Longyearbyen, puede esperar que sea llevado en avión o barco a otra parte de Noruega para que sea allí donde pase sus últimos días.
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