Ni siquiera habían comenzado los Juegos Olímpicos y ya Londres
estaba rompiendo récords: nunca antes una ciudad había albergado tantos Juegos,
nunca antes habían sido tan costosas, nunca antes se habían puesto en venta
tantos boletos.
Ya en las pistas de atletismo, en las piscinas y en las calles de la capital
británica, los atletas refrendaron esas marcas con actuaciones que también
dejaron huella.Como en Pekín, hace cuatro años, en Londres hubo un indiscutible rey del agua y también resplandeció un rayo.
El estadounidense Michael Phelps se consagró como el atleta con más medallas olímpicas en la historia, mientras que el jamaiquino Usain Bolt despejó las dudas tras una temporada de lesiones para confirmar su puesto como el mejor velocista de todos los tiempos.
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