Atrapanieblas: de Chile para el mundo.Desde lejos parecen letreros camineros. Pero, mirándolos de cerca, los atrapanieblas son ingeniosas construcciones conformadas en sus extremos por dos palos de eucaliptos de seis metros de altura y en su centro por una malla de invernadero (hecha de polietileno), que surgen en los lugares más inesperados de algunas caletas, cerros y bordes costeros del norte chileno y que están resolviendo de a poco el problema más grave en el desierto: la escasez de agua.
Su presencia en el paisaje nortino chileno se vuelve cada vez más frecuente. De noche, los envuelve la niebla que avanza desde la costa (camanchaca para los habitantes del norte chileno, niebla de advección para los científicos), y que se origina en las nubes que hay sobre el Pacífico Sur-oriental.
Al amanecer, cuando la niebla se retira, reaparece la silueta de los atrapanieblas, pero con una novedad: las gotas de esta "agua nueva" han sido capturadas por las mallas y son conducidas a través de una canaleta hasta una cañería, para ser destinadas a riego o a consumo de los pobladores, según sea el caso.
Las mallas más utilizadas son las de polietileno del tipo Raschel, fabricadas en Chile, que se venden por rollo. Cada rollo tiene cien metros lineales y, dependiendo de su altura, de más de dos metros o de más de cuatro metros, según sea el caso, el precio puede variar entre US$63 y US$126. En Chile también la llaman "malla de kiwi", porque comenzó usándose como cortavientos en las plantaciones de kiwi. Actualmente se utiliza para las vides.
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